
Su momento más dulce...James, Duque de Alvord, está encantado ante su inesperada compañera de cama –y nada atemorizado por su femenina furia. Ciertamente las circunstancias y el lugar en el que se han conocido son excepcionales, pero esa salvaje americana –que no hace más que aporrear su almohada– es una auténtica belleza. Si Sarah se limitase a escuchar su razonable explicación de lo que ha sucedido, seguro que conseguiría cautivar su corazón... para siempre.
2- Sally MacKenzie - El Marqués Desnudo

PERO ELLA ERA TODO PASIÓN...Las mujeres tienen ese "algo" que consigue atraer la atención de un hombre. Puede que su propuesta carezca de gracia, se dice a sí mismo Charles. Pero es la solución perfecta: él consigue una esposa, sus pequeñas "cargas" consiguen a la madre que tanto necesitan, y Emma obtiene una vida segura y una buena posición en la sociedad. ¿Lo ves? Así de simple. Práctico. Sensato... -¡oh no!, no me lances la figura de porcelana... Vale, lo mejor es que le confiese la verdad para calmarla. Y la verdad es que está loca y completamente enamorado de ella
3- Sally MacKenzie - El Conde Desnudo

Muy alto. Y entonces... bueno... Lizzie está harta de hacer siempre lo correcto. Quiere ser atrevida. Más aún si cabe, quiere ser licenciosa. Así que esta vez no se pondrá su camisón, esta vez será absolutamente descarada.
...y ella le devolvió el favorRobert Hamilton, Conde de Westbrooke, no tiene intención alguna de ser llevado al altar a través de un engaño por una mujer detestable, y si para ello tiene que escapar desnudo trepando por un tejado... pues vale... lo hará. Gracias a Dios hay una ventana abierta -así como una desnuda, algo borracha y atractiva Lady Elizabeth esperándolo. ¡Virgen Santa! Si los pillan en ese estado tendrá que casarse con ella. Pero, de pronto, la idea le parece deliciosa... y la
tentación de su cuerpo, irresistible.
4- Sally MacKenzie - El Caballero Desnudo
John Parker-Roth no puede creer que el matrimonio sea un requisito necesario para alcanzar la felicidad. Preferiría dedicarse a sus intereses en la horticultura, pero si algún día encuentra una mujer que comparta su pasión por las flores, una mujer juiciosa y sosegada, podría reconsiderarlo. Sin duda la encantadora joven que le ha caído en el regazo no es dicha mujer, pues no posee ninguna de tan admirables cualidades.
No obstante, la señorita Margaret Peterson tiene muchas cosas a su favor. Para empezar, es una auténtica rosa inglesa, que adquiere un delicioso tono rosado cuando se ruboriza. Y no está totalmente vesitda. Su carnosa boca suplica ser besada. Ojalá no se moviera de ese modo tan... ¡Ay, Dios! John no puede ignorar la repentina visión de tenerla en su cama, pero debe hacerlo.
*Gracias a LLL y a los demás traductores por esta divertida y romántica serie!
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